Se puede mejorar la calidad de la alimentación del ganado mediante simples ajustes, incluida la introducción de subproductos como melaza o salvado; cultivos forrajeros o esquejes de árboles y arbustos de leguminosas; picado o tratamiento con úrea de residuos de cultivos para procesar piensos, o mejorar la calidad y la productividad de los pastos mediante la fertilización, el pastoreo optimizado y la introducción de leguminosas.
¿Por qué es climáticamente inteligente?
Mejorar la calidad de la alimentación es respetuoso con el clima de tres formas. Primero, un alimento más digerible resulta en menos gas metano entérico emitido por los rumiantes. En segundo lugar, una mejor nutrición aumenta la productividad a nivel animal a través de una mayor producción de leche y mayor peso de las carnes. Finalmente, puede aumentar la productividad a nivel de hato, debido al efecto de una mejor nutrición sobre la fertilidad y la disminución de la proporción de animales improductivos en el hato. Se mejora la eficiencia general del uso de recursos, contribuyendo a una mayor resiliencia. Además, la diversificación de las materias primas para piensos puede hacer que los agricultores sean menos vulnerables si alguna cosecha falla.
Estudios recientes (Gerber et al., 2013) han demostrado que en América del Sur mejorando la calidad del alimento en la producción de carne de res en un 3% en digestibilidad podría resultar en una reducción directa del 9% de las emisiones de gases de efecto invernadero y un aumento del 16% en la productividad cuando se combina con crianza mejorada.
Fuente: Fuente: FAO. 2018. Climate-smart agriculture training manual − A reference manual for agricultural extension agents. Rome. 106 pp.
Disponible en https://www.fao.org/3/ca2189en/CA2189EN.pdf