Ante la situación cambiante del clima, se presentan mayores desafíos para la producción agropecuaria a nivel nacional. Los fenómenos climáticos extremos a los que se enfrentan los productores y productoras para sostener una producción agropecuaria sostenible, representan los mayores riesgos para el sector agropecuario y requieren de herramientas y del manejo de información agroclimática confiable, que permitan una gestión eficiente de los sistemas productivos. A pesar de que los riesgos agroclimáticos, cuya frecuencia e intensidad han registrado cambios en el tiempo, no es posible prevenirlos o evitarlos, por lo que deben ser considerados de manera sistemática por los productores y productoras priorizando la implementación de prácticas para mitigar los riesgos potenciales.
El riesgo agroclimático puede definirse como “cualquier fenómeno, de carácter climático o no, susceptible de ocasionar daños sobre la economía de una producción o empresa agropecuaria”. La Gestión del Riesgo Agroclimático (GRA) se define como “un proceso de toma de decisiones para desarrollar e implementar políticas y estrategias tendentes a reducir los impactos negativos de los eventos climáticos en el sector silvoagropecuario”[1]. Los riesgos asociados a fenómenos naturales están ligados a la variabilidad climática y a los regímenes meteorológicos, y en cuanto a la producción agropecuaria corresponden al déficit hídrico, sequías, olas de calor, vientos, tormentas, huracanes e inundaciones.
Los productores y productoras agropecuarios deben manejar diferentes tipos de riesgos en sus fincas para lograr reducir las pérdidas que pueden ser ocasionadas por la ocurrencia de eventos climáticos extremos. Las estrategias a adoptar para reducir el riesgo se resumen en prevención, preparación, respuesta y recuperación. La prevención comprende la selección y adopción de medidas, realizadas con antelación, que buscan prevenir que ocurran daños o pérdidas. La preparación exige conocimiento e información para anticipar, pronosticar y responder efectivamente ante la condición de emergencia o desastre identificada. Esta etapa incluye la formulación y puesta a prueba de planes de contingencia o de respuesta en diferentes niveles territoriales.
Figura 1. Procesos y productos del modelo de Gestión de Riesgo Agroclimático1
La respuesta consiste en la ejecución de las medidas necesarias para proteger y salvaguardar productos agropecuarios, así como regularizar el funcionamiento de las actividades y servicios del sector, con base en el plan de emergencia y los planes de contingencia por eventos o protocolos de actuación. La recuperación consiste en restablecer condiciones aceptables y sostenibles de los productores y productoras agropecuarias afectados, mediante la rehabilitación, la reparación o reconstrucción los sistemas productivos. En el ciclo de gestión del riesgo, esta etapa incluye acciones para prevenir nuevos riesgos y reducir los riesgos preexistentes en función de un escenario de riesgo nuevo o actualizado.
Las estrategias de prevención y preparación tienen un gran potencial de reducir la vulnerabilidad de los pequeños y medianos productores(as) ante las amenazas agroclimáticas. Estas estrategias se deberían aplicar de manera integral y no deberían faltar en ninguna finca. Ayudan a aumentar la resiliencia de la finca y permiten que el sistema de gestión de riesgos funcione. Estas estrategias conllevan la aplicación buenas prácticas agrícolas y ganaderas, el manejo integrado de plagas y enfermedades, la diversificación de los cultivos y especies animales, consideraciones sobre la aptitud del terreno y del tipo de suelo para la selección de cultivos, la selección de variedades y fechas de siembra, un buen manejo del suelo y del agua, la utilización de estructuras para la producción con ambientes protegidos, el uso de buenas prácticas de drenaje y rehabilitación de suelos, y la recuperación y fertilización de los suelos, entre otras medidas.
En este sentido, FAO ha desarrollado la herramienta ASIS (Agriculture Stress Index System) para contribuir a la gestión de riesgo a sequía agrícola, fortaleciendo los sistemas de vigilancia y alerta temprana, mediante el uso de datos satelitales para detectar zonas agrícolas (tierras de cultivos, pastos) cuyos cultivos podrían verse afectados por la sequía.
Para conocer más información sobre esta herramienta favor acceder aquí: http://www.fao.org/giews/earthobservation/asis/index_1.jsp?lang=es
Fuentes:
- https://repositorio.iica.int/bitstream/handle/11324/7219/BVE18040307e.pdf;jsessionid=EB7FF37BDD0EC705D353DE978FD78DF0?sequence=1
- http://www.fao.org/3/a-i4505s.pdf
[1] Incorporación de la gestión del riesgo agroclimático en el sector silvoagropecuario de Chile. FAO, 2014.